44.º Festival de inverno da UFMG en Diamantina (Brasil): Planteamiento de propuesta

por Paisaje Transversal

Una vez de vuelta de Brasil, superados el jet lag, los menesteres posviaje trasatlántico y obtenida cierta perspectiva, retomamos el relato de nuestra experiencia por allí. Así, la tercera jornada de trabajo estuvo destinada a completar el trabajo de campo sobre Rio Grande. Si el primer día ascendimos hasta el nacimiento del río, esta vez tocaba descender por el curso del mismo hasta el extremo sureste de la ciudad. Nos dividimos entres grupos con el objetivo de obtener la mayor cantidad de información posible desde diferentes perspectivas como la ambiental, social, urbana, paisajística, etc. De este modo fuimos tomando fotografías, apuntes y realizando entrevistas con los habitantes (moradores) del lugar.

Nuestra caminata arrancó en la «Casa da cidade» y terminó en la Pousada Real, sede de las Mulheres Reais, una asociación de carácter social conformada por ocho mujeres que se dedica a la fabricación y venta de panes, bizcochos  y dulces típicos de la región. Por el camino hicimos un receso en la cancha de fútbol del barrio de Palha (quadra da Palha), tema de trabajo de otra de las oficinas de la «Casa da cidade». Este espacio tiene enraizado un grave problema relacionado con el consumo de drogas y la práctica de actividades sexuales, producido principalmente por la «protección» que ofrece el muro que se erige en el lado que da a la calle que imposibilita su «vigilancia» por medio de «los ojos de la ciudad». Cuando llegamos, los miembros de la oficina dedicada a este  proyecto están reunidos con representares de las distintas asociaciones del barrio debatiendo sobre las distintas posibilidades de actuación.

Allí nos encontramos con el grupo de trabajo dedicado a actividades infantiles coordinado por Marconi y Adriano, un artista plástico y un arquitecto respectivamente, afincados en Belo Horizonte. Nos unimos a ellos y proseguimos nuestro paseo hasta la Pousada Real, donde almorzamos, no sin antes hacer hambre en el Bar de Tiao, un agradable lugar donde degustar la que posiblemente sea la mejor cachaça que hemos probado durante este viaje. Ya que aquí, según nos cuentan, se toma este licor para abrir el apetito. Ya se sabe: allá donde fueres, haz lo que vieres.

Este paseo y las charlas que mantuvimos con las personas que nos encontrábamos pusieron de relieve algunas cuestiones determinantes a la hora del desarrollo de la propuesta:

  • El río como vertedero. La falta de canalización de las aguas residuales (esgoto) produce que todas las del centro histórico de la ciudad y los barrios aledaños al río se viertan directamente en él. De hecho, hay muchas viviendas cercanas que ¡ni siquiera tienen baño (banheiro)! Causa por la que muchas personas se ven obligadas a hacer sus necesidades directamente en el río. Esta situación, unida a la basura que es arrojada a él, produce  estampas dignas de un anuncio de cualquier asociación ambientalmente comprometida: «El paraíso, degenerado» podría ser el eslogan. No en vano, Rio Grande cuenta con unos valores paisajísticos y ambientales de lo más notables, toda una joya natural echada a perder por una falta de políticas ecológicamente responsables.
  • El río como estigma. Existe un rechazo frontal hacia el río por parte de la población producto de años de promesas electorales incumplidas y su estado de degradación actual (malos olores, agua sucia, acumulación de basura, etc.). Esta estigmatización genera que muchos contemplen como única solución posible su embovedado. «Lo mejor quese podría hacer es taparlo y dejarlo liso» admitía una persona que nosencontramos por el camino. Pero, por otra parte, existe un vívido recuerdo de lo que el río fue hace años: un lugar donde poder bañarse, lavar la ropa, jugar, etc. Por lo que muchos les gustaría que retornase a su estado original. Así lo proclama una publicación que llegó el anterior día a nuestras manos: O rio que temos, o rio que queremos (El río que tenemos, el río que queremos), un cuadernillo que recoge un trabajo desarrollado por la Universidade Federal dos Vales do Jequitinhonha e Mucuri (UFVJM) y la escuela local Mandacarú sobre el río y sus habitantes.
  • El río como patrimonio. Rio Grande es un río maravilloso. Recorriendo su cauce uno queda prendado por su belleza, las maravillosas cascadas, la frondosa vegetación, etc. Su «único» problema es que está sucio. Es por ello que resultaba vital reivindicarlo como unos de los bienes patrimoniales más relevantes de la ciudad. No en vano en él se encontraron los primeros diamantes de Sudamérica. Hallazgo gracias al cual existe Diamantina. En este sentido una apuesta por su «naturalización» era clara, no solo por cuestiones paisajísticas, también como una estrategia clave para alcanzar la máxima potencia del territorio.

Tomando como referencia estas cuestiones al día siguiente pusimos en común la información obtenida y empezamos a trabajar con ella. Se planteó comenzar a mapear la información desde tres desde el puntos de vista (ambiental, social y urbano) para poder obtener una caracterización más fidedigna del río. Si bien en aquel momento no teníamos muy claro el objetivo de estas cartografías, confiábamos que en el proceso de elaboración fuésemos obteniendo algunas claves que nos permitieran elaborar la propuesta.

Aunque en aquellos momentos todavía éramos un mar de dudas, teníamos algunas cuestiones claras, como el carácter procesual de la propuesta, la necesaria implicación de los habitantes en él como garante de una autonomía social y de la continuidad del mismo tras nuestra partida, o la reivindicación de un proyecto que reivindicase la «naturalización» del río. Además había que ser muy cuidadoso a la hora de no generar ni dependencia ni expectativas entre la población, máxime teniendo en cuenta el historial de desengaños políticos asociados al río. Pero ¿cómo podíamos conjugar todas estas directrices en un mismo proyecto? Aún más ¿tenía sentido plantear un proyecto o una alternativa desde nuestra perspectiva y nuestra formación en un contexto como aquel? ¿Cuál podría ser su utilidad y grado de apropiación?

Ya habían transcurrido tres días y todavía teníamos muchas preguntas por responder. Peor aún: todavía no teníamos claro qué hacer. Las dificultades con el idioma, el desconocimiento de las dinámicas sociales, la complejidad del tema a abordar, la libertad a la hora de hacerlo (podíamos hacer lo que queríamos), la falta de información, etc. lastraban nuestra progresión. Faltaba una semana para que concluyera el festival, así que era tiempo de comenzar a pensar en una estrategia de trabajo resolutiva.

Ese mismo día recibimos la visita de una mujer y dos niñas dispuestas a colaborar con nuestro equipo. A través de la primera pudimos contactar con la coordinadora del cuadernillo sobre el río que habíamos conseguido el segundo día al que hemos hecho alusión más arriba. Tras conversar con ellas y exponerles nuestras ideas, mantuvimos una reunión con el resto de los grupos de la casa. Algunos ya iban avanzados en el desarrollo, como la oficina de la quadra da Palha. Según nos explica Pascual, del colectivo quiteño Al Borde, han planteado una estrategia de «transparentación» del muro que se impide la visión de la cancha desde la calle. Para ello quieren agujerear los bloques con los que está hecho el muro dejando las almas (las partes estructurales) de los mismos. Esta idea todavía tenía que ser discutida con los vecinos. Si era aceptada el domingo habría una sesión de trabajo comunitario para perforar el muro.

Por la tarde tiene lugar un seminario sobre conflictos de vecindad en el que participamos como ponentes junto a tres indígenas. Estos nos relatan en primera persona los avatares y conflictos a los que se enfrentan diariamente por su condición racial y étnica.  Mientras el primero relata la marginación y el maltrato cotidiano hacia él por ser indígena, el segundo habla de su experiencia como MC del grupo de rap indígena Brô MC’s —la noche anterior habíamos tenido el placer de verles actuar en directo— y el tercero nos explica su labor como cineasta. Aunque nuestra charla —en la que hablamos sobre el movimiento 15M, totalmente desconocido por estos lares, así como sobre nuestra metodología de trabajo como facilitadoresde la participación ciudadana y su aplicación a proyectos como VdB— queda un poco descolocada en el seminario, durante el debate sí que se establecen algunos puntos en común realmente significativos.

En ese momento se abordan temas más genéricos relacionados con el medio natural, la conciencia ecológica o el bien común. Resulta ejemplarizante el sentimiento de territorialidad de los indígenas, en tanto a su íntima relación con el hábitat en el que moran. De este modo establecen una relación con la naturaleza mediante la cual son uno con ella, una visión «biocéntrica» (frente al imperante antropocentrismo) que proclama un respeto total hacia el medio natural al considerarlo parte de uno mismo y que choca frontalmente con los límites nacionales creados por el ser humano: hay indígenas que habitan en otros países y que tienen muchos problemas a la hora de cruzar las fronteras, dado que para ellos ese concepto no existe y todo es parte de un mismo territorio.

Tras este estimulante encuentro, era momento de plantearse seriamente el futuro de la propuesta a desarrollar por nuestra oficina. Todavía quedaban muchas cuestiones en el aire (demasiadas) y el tiempo comenzaba a echarse encima. Por eso los miembros de Paisaje Transversal nos reunimos para poner en común ideas y tratar de obtener una línea argumental que nos permitiese elaborar una propuesta concreta.

La idea de plantear un proyecto técnico que avalase la naturalización del río quedó descartada desde el primer momento: no había información, tiempo y recursos suficientes para desarrollar un proyecto con un mínimo de credibilidad. Por no hablar de la imposibilidad de estructurar un proceso participativo en torno a ella. Existía por otra parte la necesidad (o el deber) de devolver «algo» a la comunidad que permitiera fomentar el proceso de regeneración del río. Además tenía que ser «algo» fácilmente apropiable, que fomentase la implicación y participación ciudadanas, que no generase una dependencia y que pusiera en valor el río como contrapunto a la negativísima visión que actualmente se tiene de él.

Tras debatir varias ideas llegamos a una propuesta que daba respuesta a estas cuestiones. Si una ciudad tan turística como Diamantina —recordemos: su centro histórico está considerado Patrimonio de la Humanidad— vive de espaldas a un río que probablemente sea el más valioso patrimonio local (por su historia, características ambientales y paisajísticas, por su potencial), debíamos de pensar una estrategia que reivindicase al río al mismo tiempo que podría plantearse como herramienta de presión para impulsar el proceso de regeneración del río, hasta ahora enquistado por falta de voluntad o visión política.

De este modo planteamos una ruta turística alternativa por los márgenes del río, desde su nacimiento en el Caminho dos escravos (Camino de los esclavos) hasta la Gruta Salitre (una maravillosa caverna situada a una hora a pie desde la Pousada Real). Una ruta que pusiera en valor ese Diamantina oculto a los ojos del turista, a la par que visibilizaba la problemática del río eclipsada por la relevancia del centro histórico. Una ruta que transitase por algunos de los lugares cotidianos de la Diamantina determinados por los propios habitantes del río y cuyo «mapeado» fuese el resultado de un proceso que tratase de combatir ese estigma que hoy pesa sobre el río. De esta manera, a través de preguntas y charlas informales se invitaría a los vecinos a resaltar los aspectos positivos del río y sus alrededores. Por lo que serían ellos los protagonistas de la ruta y quienes determinarían qué lugares merece la pena visitar o qué actividades se suelen realizar allí.

Pero no se trataría de una ruta turística al uso, pues, como comentábamos, se planteaba como una estrategia de visibilización y concienciación sobre los problemas ambientales de Rio Grande. En este sentido,  los turistas en Diamantina tendrían la posibilidad de apoyar la recuperación del río y con ello la mejora de la calidad de vida de sus habitantes: escogiendo hacer turismo responsable y crítico.  Por lo tanto esta ruta también se planteaba como una herramienta que los diamantineses se pudieran apropiar fácilmente, para ejercer presión sobre el ayuntamiento de cara a acometer, de una vez por todas, el proceso de regeneración del río.

Para ello se planteó una doble táctica atendiendo a las esferas virtual y física. En la primera de ellas se realizaría una cartografía abierta y colaborativa a través de un mapa digital para que cualquier persona que visitara Diamantina pudiera incluir nuevos puntos críticos en el recorrido. En cuanto a la estrategia física se trataría de generar un panfleto turístico de la ruta que contase con la participación de los habitantes y de las diferentes asociaciones que trabajan cerca del río. De esta manera ellos mismos serían los encargados de repartir y de ejercer de guías de esta ruta, produciendo una sensibilización sobre la problemática del río entre los forasteros. Por lo que esta estrategia también requeriría de un papel activo del turista, en tanto que al realizarla debería de contribuir al proceso y al proyecto. De esta manera el turista pasa de ser un mero observador pasivo de la realidad, a convertirse en un agente activo que participa en el proceso de rehabilitación del cauce.

Llegados a este punto conviene resaltar que esta ruta no trata de poner en valor el río tal y como está ahora (sucio, maloliente, degradado), si no que quiere poner el acento en la necesidad de su regeneración. Por lo que se plantea más como una campaña de sensibilización y un medio para lograr dicho fin. 

Más información y fotos sobre el viaje de Paisaje Transversal a Brasil: https://www.paisajetransversal.org/search/label/Brasil http://www.facebook.com/PaisajeTransversal Créditos de las imágenes:

Imagen 1: Cauce de Rio Grande en Diamantina (Minas Gerais, Brasil).

Imagen 2: Bar de Tiao en Diamantina. Un agradable lugar donde degustar la mejor cachaça de la ciudad.

Imagen 3: Las aguas residuales vierten directamente en Rio Grande, cuya belleza, a pesar de su desaforutnada gestión, sigue vigente.

Imagen 4: El muro de la quadra del barrio de Palha en Diamantina.

Imagen 5: Seminario «Vizinhanças de conflito» en el que participamos con una ponencia.

Imagen 6: Pequeña cascada en Rio Grande.

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