La elaboración de la propuesta para el concurso de Guadalmedina (Málaga) es un proceso abierto y colaborativo que tiene como
objetivo obtener la máxima autonomía del territorio. Este enfoque del proyecto
requiere nuevas herramientas, nuevas dinámicas de trabajo y, por supuesto, nuevos
códigos de representación.
Entendemos que, en este tipo de tentativas, el medio es el
fin y la propuesta deviene proceso, y viceversa; por lo tanto, los documentos
que se generen han de reflejar esta condición cambiante, dinámica, del discurso
creativo. Es por ello que trabajamos sobre documentos abiertos y no
deterministas, que muestran todo el trabajo que se ha desarrollado hasta la
fecha en relación con el río Guadalmedina, y proyectan un proceso participativo
futuro mediante el cual la población humana pueda estructurar sus demandas y
necesidades, y que, al mismo tiempo, permita autogenerar soluciones para
satisfacer estas.
De este modo, los paneles que se van a producir se estructuran
en tres apartados cronológicos: preconcurso, concurso y posconcurso. El primer
apartado temporal corresponde a la muestra del proceso y los resultados del
trabajo colaborativo llevado a cabo hasta la fecha en torno al río
Guadalmedina. El segundo establecería una metodología de proceso en la que se
describirían los distintos componentes del territorio: medio, comunidad y marco
jurídico. El medio quedaría descrito a través de parámetros, y la comunidad a
partir de procesos de actuación, con el objetivo de darles voz y llegar a
propuestas que otorguen la mayor autonomía tanto al río como a la comunidad.
La fase final corresponde al desarrollo del proceso
participativo; en primera instancia del medio, en función de los parámetros
establecidos y de las estrategias diseñadas en equipo en la fase previa al
concurso. Paralelamente, se pondrán en marcha procesos ciudadanos que fomenten
la apropiación de dichas propuestas y el nacimiento de otras estrategias. Así
pues, si se consigue la máxima autonomía del medio y la población, se obtendrá,
a su vez, la máxima autonomía del territorio.
En este sentido, la propuesta pretende abrir nuevos canales
de participación, así como generar una estructura mediante la cual el medio
natural adquiera presencia y los habitantes puedan intervenir en el diseño de
forma
colaborativa; así, se facilitará la apropiación del proyecto, de tal
manera que se genere una identidad en torno a él. Esto supondría una aceptación
generalizada del proceso y permitiría su posterior autogestión, ya que es la
comunidad —y no los políticos ni los técnicos— la que definirá la forma final
del proyecto.
Por lo tanto, una de las características que deben tenerse en
cuenta a la hora de confeccionar la propuesta u hoja de ruta es la de la
sencillez y legibilidad de su expresión. Debemos ser capaces de establecer unos
criterios gráficos que resulten fácilmente comprensibles para cualquier
persona. Manolo Carmona (@manolocarmona) nos comentaba a través de Twitter: «hacedlo tan sencillo que lo pueda entenderhasta mi madre; en la sencillez está la clave». Esto supone subvertir los parámetros gráficos con los que
habitualmente nos expresamos los técnicos, para generar unos nuevos fácilmente
aprehensibles por la población.
¿Cómo expresar realidades complejas a través de códigos
sencillos? Sin duda es un reto de lo más estimulante, pero nada fácil de
acometer. La capacidad de síntesis y el método de ensayo-error son
determinantes aquí. Pero, sobre todo, hay que renunciar a los prejuicios
heredados de la endogamia disciplinar. Además, hay que aceptar la posibilidad
de que los resultados que se obtengan no sean concluyentes o no produzcan las
reacciones adecuadas. No hay que tener miedo al «fracaso».
Como en todo experimento que se precie, nuestras intuiciones
pueden no ser correctas; trabajamos sobre incertidumbres, más que sobre
certezas, lo que implica necesariamente que podemos equivocarnos. Sin embargo,
y afortunadamente, este proceso integra su propia reversibilidad y
reconfiguración a través de los resultados empíricos en los que se derive.
Los paneles que se están generando para la entrega son
simples maquetas, cartones sobre los que se van añadiendo capas de información
a través de objetos fácilmente modificables y movibles: se pretende generar un
documento en constante evolución, en el que empiecen a revelarse y establecerse
relaciones destinadas a lograr la máxima potencia del territorio.
A continuación, podéis ver una serie de imágenes de la
producción del documento de trabajo abierto que hemos creado para el concurso
del río Guadalmedina.
31 de enero
2 de febrero
4 de febrero
Fuentes de las imágenes:
Revisión y corrección de estilo del texto a cargo de Sara Hernández Pozuelo
4 comentarios:
hola, me ha encantado leer el proceso que habeis desarrollado en este concurso. Más que el proceso en si, que me parece fenomenal, el hecho de contarlo y dar tanta información me parece lo oportuno.
Felicidades.
Michael Moradiellos
Gracias Michael.
Se trata de investrigar nuevas formas de hacer arquitectura y urbanismo de forma colaborativa, desde un punto de vista transparente siempre. De este modo cualquier persona se puede apropiar dle proceso, hacer sugerencias, críticas, etc. Así el proceso se enriquece y se genera una nueva pedagogía para concienciar a la gente (sobretodo a políticos e instituciones) que otra manera de hacer las cosas no solo es necesaria, sino posible.
Muy interesante el artículo. Felicitaciones
¡Gracias Gravitatoria por vuestro apoyo!
Publicar un comentario