Fabricando (en estos momentos) la revolución

por Paisaje Transversal

por CommonFab

The new range is not just about printing things. It is about simplifying the process of making products and letting people use the power of the web to share ideas.

Abe Reichental, 3d Systems

La fabricación digital es un campo central de investigación desde diversas disciplinas en los últimos años, la mayoría de ellas centradas en su potencialidad debido al carácter incipiente de muchas de las técnicas que le son asociadas. Más allá de profundizar en esta cuestión, pretendemos hacer especial énfasis en las capacidades actuales que estas tecnologías poseen y para ello tomaremos como referencia el monográfico (special report) que la revista The Economist le dedicó el pasado mes de abril titulado «A third industrial revolution», en clara alusión a la perspectiva que Jeremy Rifkinda sobre este campo (The Third Industrial Revolution: How Lateral Power Is Transforming Energy, the Economy, and the World de 2011). Rifkin sitúa en la incorporación de internet, las energías renovables y la impresión 3D una nueva era dentro de los sistemas de producción y en las relaciones de poder consecuentes 

Dejando a un lado sus acercamientos a las transformaciones geopolíticas, principalmente en las dimensiones macroeconómicas que se derivarán de estos cambios en los sistemas productivos, los textos de The Economist describen modelos productivos de éxito y los relacionan con una serie de condiciones inmanentes a los sistemas productivos industriales convencionales a las que se ponen en crisis en estos modelos: 

  • Relación prototipo-producto. La maquinaria habitual de lo que conocemos como un laboratorio de fabricación digital es también denominada de prototipado rápido. Hoy por hoy la mayoría de los elementos producidos bajo estas técnicas son considerados prototipos no útiles para la venta (según el estudio sólo el 20% son utilizados actualmente para su puesta en el mercado). En los próximos 10 años ese porcentaje se incrementará hasta un 80% con la evolución de la tecnología. Sin embargo, la lejanía entre estos dos conceptos, hasta ahora en cierto modo dicotómicos, es puesta en duda actualmente desde varios puntos de vista (los compas de Paisaje Transversal, por ejemplo, hablan del concepto de beta permanente). Esta distancia se reduce por momentos y en un espacio como este se comprueba de manera fehaciente: no son pocas las exposiciones sobre arquitecturas nunca construidas, la obsolescencia programada de los objetos es una de las consecuencias de los actuales modos de producir, nuestro entorno urbano se encuentra en continua reprogramación. Nosotros también experimentamos estas ambigüedades en el proyecto FabbingCC donde el mobiliario instalado en plazas de la ciudad tuvo que ser denominado como «prototipos de mobiliario» por no ajustarse a las certificaciones de seguridad exigidas para este tipo de instalaciones, ¿eso lo hace menos real o menos válido? 
  • Relocalización del sistema productivo. El sistema industrial seriado convencional en su evolución desde la fábrica cerrada hasta las corporaciones multinacionales posfordistas ha incorporado una serie de vicios que hacen que los productos tengan una dependencia de dos factores externos muy vinculados: el transporte y el mercado. La disposición en un mismo espacio del lugar donde se generan las ideas, la producción y el servicio o tratamientos terciarios del producto permiten recomponer este diagrama. Los laboratorios de fabricación digital son espacios capaces de acompañar íntegramente al proceso de producción del producto, eliminando la inflación de los costes derivadas de estas operaciones y permitiendo, mediante la optimización de las máquinas que lo componen, una localización mucho más céntrica y que involucre en mayor medida a los ciudadanos. 

  • Tiempos de producción. La fabricación digital en sus orígenes es conocida también como el sistema from file to factory, archivos digitales que son transformados y producidos ya no de forma seriada sino en ediciones limitadas bajo petición (y con posibles transformaciones cada vez que se envíe a producir). Muy ligado al punto anterior, tener en un mismo espacio el lugar donde se idea, donde se diseña, donde se fabrica y donde se ensambla permite obtener prototipos o productos con una mayor precisión y velocidad que en los sistemas convencionales. Los tiempos se superponen y se mezclan, pudiendo probar uniones singulares al mismo tiempo que estás diseñando el resto del sistema, transformando la materialidad del proyecto en tiempo real, haciendo tangible aquello que intuyes para poder modificarlo. La linealidad del proceso se rompe convirtiéndose en una especie de rizoma productivo. 
  • Producir casi cualquier cosa. La filosofía de los Fab Labs tiene su origen en el curso que Neil Gershenfeld propuso en 1998 «How to make (almost) anything» en el MIT. Este curso se basaba en producir un rango amplio de cosas con una serie limitada de máquinas. Esta línea de investigación se opone a la tendencia de la industria por la cual máquinas y trabajadores han de optimizar los tiempos realizando trabajos muy concretos, la llamada especialización. Este modelo compartimentado de técnicas y saberes reduce la agilidad a la hora de incorporar nuevas inquietudes al proceso. La facilidad de convertir aquello que ideamos mediante la ayuda del software de diseño en posible, se convierte en tangible mediante el control de la forma que permite fabricarla y comprobar su compartimiento físico real. Estamos en fase de exploración sobre lo posible, lo imposible y lo innecesario a realizar con estas técnicas. Es un momento para la fabricación plenamente excitante. 

Estas son nuestras interpretaciones sobre las singularidades de la fabricación digital que se intuyen en este monográfico de The Economist. En cualquier caso hay otra serie de cuestiones que no se muestran de forma tan clara o simplemente se obvian y sobre las que nos gustaría hacer hincapié. Consideramos fundamental las nuevas formas de relación con las cosas (o sea, aquello que producimos). Por un lado, la compresión del sistema productivo permite recuperar el conocimiento íntegro sobre ellas, ya que se sigue el proceso de producción desde el boceto hasta la puesta en funcionamiento del prototipo. Este conocimiento habilita a los productores para la reproducción en otro contexto o bajo otras necesidades del objeto. Por otro, la producción de información digital y física, la búsqueda de sistemas claros y sencillos, permiten al usuario —que también puede haber sido fabricante del mismo— ser capaz de prolongar la vida del objeto más allá de obsolescencias programadas, puesto que tiene la información completa y los conocimientos necesarios para reproducir parcial o completamente el objeto. Otra cuestión es que la pérdida de hegemonía de los sistemas de transportes y la relocalización de los grandes centros productivos va en beneficio de los conocimientos y las materias primas locales. La producción distribuida pasa a convertirse en innovación distribuida, ideas compartidas en redes globales y puestas en marcha bajo casuísticas y contextos locales.

¿Cómo afecta esto a la arquitectura? Desde 2009 en el Fab Lab Sevilla llevamos experimentando con este tipo de maquinaria y su acercamiento a la arquitectura. La mayor parte de la producción se la dedica a la fabricación de maquetas, cada vez más experimentales y de una mayor precisión, pero esto no supone una transformación real. El salto cualitativo de estas técnicas tiene que ver mucho más con recuperar el conocimiento sobre el material, su comportamiento y cómo lo utilizamos. Con la puesta en marcha de ideas más o menos atrevidas y formas no convencionales pero siendo conscientes de que tienen sus propias reglas de funcionamiento y ensamblajes. Con la redefinición de las arquitecturas en tiempo real sin la distancia que ahora mismo separa el plano y la obra. Con la inclusividad de otras personas y saberes y la eliminación de debates superfluos sobre qué y quién puede firmar (supongo que habrá otro momento de debatir sobre la arquitectura como patrimonio inviolable de los arquitectos colegiados). Las nuevas tecnologías ya están aquí, es el momento de que la arquitectura trate de componerse con ellas para producir de otra manera. Como dicen nuestros amigos de Rizoma Fundación, para sacar a la luz e inventarnos «otros modos de hacer» arquitectura. 

¿Qué podemos ir haciendo? ¿Qué debemos ir haciendo? Nuestro enfoque difiere de otros laboratorios de fabricación digital, ya que nos centramos principalmente en lo que se denomina fabricación digital comunitaria, es decir, técnicas de mediación e interpelación de diferente rango para incorporar a los procesos de diseño y fabricación digital a una multiplicidad de sujetos. Como hemos visto antes, entendemos que en la fabricación digital se intuye un potencial de transformación de la relación de la sociedad con los sistemas de producción —principalmente de objetos físicos—. Nuestro trabajo trata de insertar nuevos agentes en la ecología de la fabricación digital, ahora mismo centrada en programadores, «cacharreadores» y fabbers, dándole una dimensión más social. Hemos testeado cómo incorporar a personas con distintas inquietudes y pertenecientes a distintas generaciones (y por ello, con una relación diferente con estas tecnologías), pero estoy seguro que colectivos de arquitectura y otras disciplinas que trabajan en este ámbito, como los propios Rizoma Fundación y Paisaje Transversal entre muchos otros, podrían colaborar desde una posición diferente, para incorporar y mejorar las técnicas de transferencia de estos conocimientos en torno a la fabricación digital y la capacidad de gestionar nuestros objetos que de ella se deriva. 

¡La revolución está aquí y también la fabricamos! 

CommonFab, laboratorio de fabricación digital autónomo de reciente creación y dirigido por colaboradores habituales del Fab Lab Sevilla (Belén Barrigón, Juanjo Olmo y José Laulhé) con el objeto de acercar este tipo de prácticas de una forma más abierta hacia otrxs creadorxs

commonfab.net

Créditos de las imágenes:

Imagen 1: Ilustración de Ian Whadcock para el monográfico de The Economist.

Imagen 2: Diagrama comparativo entre los sistemas de producción industrial estándar y los de fabricación digital.

Imagen 3: Seminario del proyecto FabbingCC con habitantes de la zona, Fab Lab Sevilla, 2011.

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3 comentarios

Eduardo 18 agosto, 2012 - 17:05

muuuuy interesante, me da mucho gusto que esta preciosa idea siga desarrollándose, enhorabuena al equipo fablab de Sevilla

aporto información contenida aquí: blog.opensourceecology.org/2012/04/extreme-manufacturing/ por si creéis que es interesante, a mi me ha fascinado, pero no sé cómo demonios la están haciendo realidad, si se consigue de verdad que estamos ante una revolución

Eduardo 18 agosto, 2012 - 17:05

muuuuy interesante, me da mucho gusto que esta preciosa idea siga desarrollándose, enhorabuena al equipo fablab de Sevilla

aporto información contenida aquí: blog.opensourceecology.org/2012/04/extreme-manufacturing/ por si creéis que es interesante, a mi me ha fascinado, pero no sé cómo demonios la están haciendo realidad, si se consigue de verdad que estamos ante una revolución

Paisaje Transversal 20 agosto, 2012 - 11:55

Muchas gracias Eduardo por tu comentario y tu referencia.

Este tipo de estrategias plantean, sin duda, un horizonte que subvierte muchos de los parametros y códigos de la arquitectura hacia terrenos más sostenibles, sociales y autónomos, lo que genera un horizonte lleno de esperanza hacia un cambio radical en los sistemas de producción y gestión, no solo arquitectónicos, sino políticos también.

¡Nuestra enhorabuena al CommonFab y al Fab Lab de Sevilla!

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