Imaginando la ciudad del mañana

por Jon Aguirre Such

por Jon Aguirre Such

Bajo el sugestivo título “Imaginando La Ciudad del Mañana” la Agrupación Vasco-Navarra Arquitectos Urbanistas (A.V.N.A.U) organizó el pasado mes de noviembre una serie de conferencias en las que destacados profesionales relacionados con el urbanismo y la arquitectura expusieron sus teorías sobre la ciudad.

A raíz de mi asistencia a la última sesión de este ciclo y el posterior debate que se suscitó, quisiera hacer algunas breves consideraciones como parte del debate sobre ecología urbana que se viene desarrollando en el blog durante los últimos meses. Así, el desarrollo de las ideas que me dispongo a exponer será pretendidamente sucinto y tendrá como principal propósito dar pie a nuevas intervenciones, posts, comentarios y/o críticas que puedan enmarcarse dentro de la mencionada discusión en curso.

Fotograma de la película Blade Runner

Situar a las ciudades en el epicentro de la batalla de la sostenibilidad no debería admitir apelación alguna[1]; su papel protagonista en la búsqueda de estrategias que garanticen la perdurabilidad de los valores ambientales y el incremento de la equidad social, tampoco. Resulta incontestable que las ciudades, como urdimbre de un intenso intercambio sociocultural y la transferencia del conocimiento, deban jugar un rol destacado en ese Cambio Global que analizan los informes realizados recientemente por el CCEIM.

Es por ello que la necesidad de un cambio de paradigma en el urbanismo es una cuestión tan urgente y necesaria como ineludible. Sin duda, esta puede la idea fuerza sobre la que cocinar el futuro de las ciudades. Pero ¿cuáles serían los ingredientes de una revolucionaria receta urbana? Evidentemente muchos y muy variados, pero entre todos ellos me gustaría destacar algunos que considero básicos.

La lista que se presenta a continuación recoge conceptos que a muchos les serán conocidos, incluso a algunos podrán sonar manidos, pero que no por reiterarlos deja de ser necesario pronunciarlos. A fin de cuentas, la repetición es la base del aprendizaje.

DENSIDAD, COMPACIDAD, CONTINUIDAD Y COMPLEJIDAD. Los cuatro conceptos urbanísticos preferidos de Ramón López de Lucio deberían convertirse en una suerte de tretarquía autoritaria para el urbanismo del siglo XXI: ¡Abajo las urbanizaciones de casas unifamiliares! ¡Abajo el desparrame urbano indiscriminado! ¡Abajo la fragmentación espacial derivada del sobredimensionamiento de espacios verdes e infraestructuras viarias! ¡Abajo las zonas monofuncionales de la ciudad!

Fotograma de la película Metropolis

LA MIRADA INTERIOR Y LA REGENERACIÓN URBANA. La práctica del urbanismo como actividad de proyectación ex novo debe tocar a su fin.  Durante los últimos años en Españase ha construido demasiado y demasiado rápido. Ahora toca subsanar los errores de este frenético afán edilicio. Pero la velocidad y la cantidad no han sido la principal causa del actual estado de las nuevas periferias de las ciudades, sino la manera en la que se han ejecutado. Por lo tanto, la regeneración urbana no puede entenderse exclusivamente como la rehabilitación de zonas degradadas de la ciudad –la del barrio de La Mina en Barcelona es un ejemplo paradigmático a este respecto-, sino como la intervención en aquellas zonas (nuevas o viejas) de la ciudad con importantes déficit de actividad, equipamientos, relaciones, flujos… caso de los archifamosos PAUs madrileños (Sanchinarro, Vallecas…).

A los jóvenes urbanistas del siglo XXI nos toca enmendar los errores de nuestros mayores: su más valiosa herencia ha sido dejarnos tanto trabajo por hacer. Pero la regeneración de la ciudad insuflándole actividad y densidad no es solo una cuestión de diseño, también tiene que ver con las políticas de control sobre la ocupación de la vivienda y lo regimenes de arrendamiento de la misma. Un aumento de la ocupación temporal y rotacional del parque residencial influiría en los precios de alquiler y venta, posibilitando el acceso a una vivienda digna a un coste razonable. De este modo, una idea tan sencilla como la creación de agencias municipales de control de la ocupación de la vivienda podría suponer una poderosa herramienta contra la especulación inmobiliaria y el sobreprecio actual de los precios de alquiler y venta de las casas. Entre los posibles cometidos de estas oficinas no sólo estaría garantizar la ocupación de los bienes inmuebles, sino también certificar los derechos y obligaciones de las partes implicadas en el contrato de arrendamiento.

TRANSDISCIPLINARIEDAD VS MULTIDISCIPLINARIEDAD. Desde que empezamos con Paisaje Transversal siempre he sido muy testarudo con reivindicar el adjetivo transdisciplinar (de ahí nuestro nombre) frente al de multidisciplinar o interdisciplinar. Y no por puro un capricho lingüístico: existen diferencias fundamentales entre los dos términos incardinadas en el propio devenir de la práctica urbanística.

La palabra multidisciplinar hace referencia a una manera de hacer urbanismo en la que existe un eje disciplinar preferente (el arquitectónico-urbanístico) sobre el que se implementan las sugerencias provenientes de otras disciplinas, que en la mayoría de los casos no sirven más que de coartada para afianzar el discurso del arquitecto (guión urbanista en el mejor de los casos) de turno.

Una metodología transdisciplinar en cambio, tiene que ver con la desaparición de la hegemonía arquitectónica en la toma de decisiones y con el consenso, coordinación y convergencia disciplinar. La permeabilidad teórica y conceptual son imprescindibles, ya que se trata de construir el proyecto urbano transversalmente desde su base, estableciendo acuerdos y un reparto equitativo de los poderes en la toma decisiones[2].

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y TRANSPARENCIA. Lamentablemente, en la actualidad la participación ciudadana aplicada a los proyectos urbanos se confunde con el periodo de alegaciones. Evidentemente, no me refiero a esa conceptualización cuando decimos que el urbanismo del siglo XXI tiene que incorporar radicalmente la participación ciudadana. A la hora de hablar de urbanismo y participación la consigna es clara: el proyecto urbano debe incorporar desde el inicio los deseos y necesidades de la comunidad a la que está destinada. De hecho, un proceso verdaderamente participativo alcanzaría su último estado de desarrollo cuando desapareciesen las alegaciones por innecesarias; ya que el proyecto, al devenir en comunitario, satisfaría las apelaciones echas por los ciudadanos.

En el caso de España la consecución de este reto plantea dos importantes escollos. Por una parte, la falta de interés y compromiso por parte de la clase política y las administraciones por llevar a cabo procesos de estas características; y por otra, la falta de bagaje de la ciudadanía para implicarse en ellos. En lo que a la transparencia se refiere, podemos sentenciar que se trata del concepto fundamental sobre el que sustentar la participación ciudadana y el único instrumento con el que combatir la corrupción urbanística. Pero la aplicación de la transparencia en la esfera política habría que llevarla hasta el extremo: ¿Por qué no se empiezan a registrar en vídeo o se monitorizan todas las reuniones que ediles, alcaldes, propietarios del suelo y técnicos mantienen con motivo de la redacción de un plan?

CAMBIO DE FIGURA REGULADORA. La figura del Plan General como instrumento de regulación urbanística resulta a todas luces inoperante. Frente a una realidad urbana, social y económica en constante y vertiginoso cambio el urbanismo debe dar respuesta instantánea a las situaciones que van surgiendo en la ciudad. La nuevas herramientas informática (Sistemas de Información Geográfica, software de diseño paramétrico, redes sociales…) permiten un seguimiento y modificación de la normativa a tiempo real.

Los Planes Generales son lentos, exhaustivos y pesados. El futuro de las ciudades no puede estar constreñido por una serie de normativas inflexibles que se revisan cada muchos años. La regulación urbanística debe ser flexible, marcar leyes generales y posibilitar que la resolución de casos concretos se realice en función del contexto social y económico del momento en los que sean ejecutados. Cristalizar el estado prospectivo de una ciudad en un documento tan rígido como el Plan General es como acudir ala pitonisa Lola a que te prediga el futuro y esperar que sus vaticinios se cumplan.

[1] Veánse, por ejemplo, las consideraciones que hace Fernando Prats (AUIA) a este respecto en la entrevista que le hicimos recientemente: https://paisajetransversal.org/2010/12/entrevista-fernando-prats-palazuelo.html

[2] A este respecto son muy interesantes las consideraciones que hace Salvador Rueda en la entrevista que le realizamos el pasado mes de diciembre: http://paisajetransversal.blogspot.com/2010/12/salvador-rueda-licenciado-en-ciencias.html#more

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12 comentarios

cristina 19 enero, 2011 - 10:08

Desregular el planeamiento (desaparición del planeamiento general), que es lo que tu propones, es un paso más en las políticas de liberalización del suelo de los gobiernos madrileños que tan bien están funcionando (léase ironía).
creo que deberías replantearte este tipo de cuestiones si quieres hacer urbanismo, ya que ya existen figuras más flexibles y son inoperativas.

Jon Aguirre Such 19 enero, 2011 - 12:08

Muchas gracias por tu comentario! Es una gozada poder recibir cierto feedback por fin!

En cuanto a la crítica que haces,no me refiero a una desregularización de la ciudad ni a una desaparición del planeamiento. El planeamiento es absolutamente necesario para el crecimiento y el control sobre el suelo por parte de los organismo públicos también.

hace tiempo escribí sobre esto:
paisajetransversal.blogspot.com/2009/07/sobre-la-pertinencia-del-urbanismo-en.html

Simplemente digo que la figura de PLAN GENERAL u otras maneras de aplicar normativas son instrumentos que han de ser revisados y adaptados al signo de los tiempos. NO como políticas neoliberales de gestión del suelo, sino como instrumentos que permitan una mayor maniobrabilidad a la hora de ejecutarse, amén de que establezcan procedimientos más claros para garantizar la participación ciudadana entre otros muchos factores.

El plan general tiene que dejar de ser un coto privado de políticos, propietarios de suelo y (en menor medida) técnicos.

Hoy en día y desde mi experiencia los planes generales han degenerado en coartadas para que los propietarios de suelo sigan enriqueciéndose a costa de recalificaciones de suelo

Hay ejemplos de otra manera de abordar la gestión urbanística en otras ciudades como Nueva York o Londres en la que se opera de una manera diferente a lo que se hace en España.

En ningún momento quería poner en duda el papel regulador del planeamiento o el urbanismo. SImplemente digo que las figuras de gestión han de ser revisadas hacia una óptica más social, flexible y transparente; que incluya la temporalidad y el error, siendo capaz de establecer vías de autoregulación ante los futuros imprevistos (por ejemplo un tipo de normativa que pudiese enfrentarse de manera más solvente a la actual crísis inmobiliaria y como lo que ha pasado ahora, con la gran mayoría de los planes generales parados) Es más, casi te diré que me declino hacia una postura de un control mucho más férreo, pero que posibilite un diseño más flexible de la ciudad.

Jon Aguirre Such 19 enero, 2011 - 12:56

Acabo de encontrar esta reflexión la cual suscribo plenamente:

urbanismo.com/en-defensa-del-urbanismo-real-el-fantasma-del-urbanismo-o-como-pasar-de-ser-un-enemigo-de-la-clase-trabajadora-hijo-de-la-especulacion-a-algo-inexistente/

Ramiro 19 enero, 2011 - 13:13

Buen artículo Jon. Lo siento por no leerlo antes.

Es curioso lo que comentas al referirte al legado de nuestros mayores: "su más valiosa herencia ha sido dejarnos tanto trabajo por hacer". Sin duda muy acorde con la definición de sostenibilidad "…satisfacer las necesidades de las siguientes generaciones…", entre ellas el trabajo.

Pero resulta que por mucho trabajo que exista en estos momentos es inaccesible. Primero, por la crisis. Segundo, por la proximidad de elecciones. La sostenibilidad cada vez está más complicada.

Jon Aguirre Such 19 enero, 2011 - 14:46

A pesar de que esté de acuerdo con lo que apuntas Ramiro, me muestro optimista al respecto. Creo que tenemos que cambiar la perspectiva respecto al mercado laboral.

No creo que no haya trabajo, simplemente creo que no hay posibilidad de trabajar por cuenta ajena. Es por ello que los jóvenes tenemos que empezar a construirnos nuestro futuro a través de la iniciativa y la creatividad. Si el mercado laboral no nos ofrece oportunidades o salidas, cada uno tendrá que inventarse sus propios recorridos profesionales a través de estrategias y metodologías alternativas.

Tal vez desde mi posición resulte un poco ingenuo, pero tengo "fé" en que si peleas por lo que quieres, lo terminas consiguiendo. Aunque supongo que para eso en estos momentos tendremos que operar en escenarios alternativos a los del actual mercado laboral.

MANOLO CARMONA 19 enero, 2011 - 19:05

Interesante artículo e interesante debate generado.
Estoy contigo en que mantener fórmulas urbanísticas que "evidentemente" han fracasado tan solo nos conduce a un suicidio urbano cargado de especulaciones sin límite, viviendas deshabitadas, urbanizaciones fantasmas en manos de entidades bancarias y mil instantáneas a cada cual más desesperanzadora.
Pero mi pregunta es… ¿tenemos una clase política con el nivel suficiente para promover este cambio de modelo tan profundo? Permíteme dudarlo.
Pero como siempre fuí optimista confío en la ciudadanía y es que no se es ciudadano tan solo por votar cada 4 años, hay que exigir a nuestros gobernantes más de lo que hacen, hay que participar en como se piensan, diseñan y construyen nuestras ciudades, creo que esa participación es la clave para el cambio del sistema.

Una última pregunta… cuando hablas de metodología transdisciplinar, ¿qué opinas de la aplicación de Psicología Ambiental al entorno urbano?
Creo que ha sido una de las grandes olvidadas y no podemos olvidar que nuestra conducta afecta a nuestro entorno más cercano y este afecta de igual manera a nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

Un saludo desde PSICOAMBIENTALIA.

Jon Aguirre Such 20 enero, 2011 - 00:05

Muchas gracias por tus comentarios Costeau!

En cuanto a las preguntas que planteas mi opinió es la siguiente:

– Soy muy escéptico como tú sobre el nivel de la clase política y sus capacidades para abordar este tipo de cuestiones. Por eso creo que hay que tender hacia una reducción considerable del poder de decisión de estos en el desarrollo de las ciudades, proporcional al aumento del poder de la comunidad, los ciudadanos. HAce un par de años Pedro Ortiz en la conferencia que dio en el taller "porcesos de Negociación Urbana" dio unos porcentajes a este respecto realmente aterradores ( paisajetransversal.blogspot.com/2009/04/cronica-del-taller-procesos-de.html). Otra cosa que esta redistribución del poder en la toma de decisiones urbanísticas sea posible o que lo políticos vayan a querer ceder su parcela de poder…

-En cuanto a la intregración de la Psicología Ambiental en la metodología transdisciplinar te diré que me parece FUNDAMENTAL. El año pasado invitamos a José Antonio Corraliza, catedrático de psicología ambiental en la UAM, a dar una charla en el taller de trabajo "cartas de navegación urbana que organizamos" y fue muy reveldaora y evocadora. En efecto los efecto psicológicos de la ciudad, su percepción,…son variables fundamentales a tener en cuenta para desarrollar cualquier proyecto urbano desde una perspectiva contemporánea. De hecho te encomiendo a que si quieres participes activamente con nosotros para desarrollar una metodología lo más completa posible!

Te dejo el link al vídeo conferencia de Corraliza por si te interesa:

paisajetransversal.blogspot.com/2010/09/conferencias-jose-antonio-corraliza.html

Seguimos en contacto!

Guillermo Acero 20 enero, 2011 - 10:09

Jon, muy interesante el artículo, creo que has sabido articular de manera precisa los intereses de los que partimos en Paisaje Transversal.

Con respecto a lo que comentáis de la falta de voluntad desde la clase política creo que aquí entra un factor que has apuntado pero que convendría ampliar, y es la necesidad de una mayor implicación por parte de la ciudadanía en este proceso de toma de decisiones. En sociedades como la actual, con una enorme capacidad de acceso a la información, se hace necesario generar nuevas herramientas de participación, que permitan a los ciudadanos formar parte de estas tomas de decisión, no sólo en momentos puntuales (los periodos de alegaciones que comentas), sino durante el proceso en su totalidad. Como apunta Cousteau, un ciudadano ha de definirse por algo más que por votar cada cuatro años. Madrid resulta paradigmático en este aspecto, ya que por los mecanismos de información (in)existentes, las decisiones urbanísticas se toman de espaldas a los ciudadanos. La capacidad de los urbanistas para generar herramientas de participación efectivas definirá el éxito o el fracaso de nuestras propuestas futuras. Pero es un proceso que desde luego exige una actitud proactiva por parte de la ciudadanía.

Buel 20 enero, 2011 - 21:41

Pedazo artículo Jon, me ha encantado.

Sobretodo, ya que todos hacen referencia, la participación ciudadana es la que más me preocupa, basicamente por su inexistencia.

Qué bonito sería imaginar una ciudad en la que el/la habitante pudiese ser partícipe de las decisiones que se toman a la hora de arreglar, crecer, decrecer su lugar de residencia.

Imaginad que trabajáramos menos horas, porque necesitamos menos cosas, porque utilizamos menos energía. Por lo tanto producimos menos (minipunto para la sostenibilidad esa famosa). Con ese tiempo que nos sobra podemos estar más tiempo con la familia, los/las amigos/as… y a lo mejor hasta con nuestros/as vecinos/as!

Quizá tengamos hasta tiempo de reunirnos en asambleas vecinales o de barrios, con una estructura horizontal en la que nuestra voz vale lo mismo que la vecina del quinto.

Qué bonito sería dejar a un lado la falsa democracia delegativa (para mi votar una vez cada 4 años no es democracia) para transformarla en una verdadera democracia participativa.

Creo que lo que nos falta para arreglar todo esto es mucho 'tiempo'.

Jon Aguirre Such 21 enero, 2011 - 09:16

En cuanto a la participación ciudadana me gustaría apuntar que, desde mi punto de vista, no es solamente una cuestión de herramientas que apunta Guillermo o una cuestión de tiempo como dice Buel. Evidentemente, son dos factores fundamentales a través de los que canalizar la participación ciudadana, pero creo que también hay que educar a la ciudadanía en este aspecto.

La falta de cultura participativa en España es evidente y hay que avanzar mucho en este aspecto. En este sentido habría que empezar a educar a la ciudadanía en este aspecto también (aunque antes habría que hacerlo con la clase política).

En este sentido, habría un proceso de, primero, información; segundo, educación y, finalmente, concienciación. Y eso no es un proceso que se pueda llevar a cabo de la noche a la mañana. Es por ello que hay que saber aprovechar las herramientas que oferece internet o las redes sociales, para poder sensibilizar a la ciudadanía a este respecto. Esas u otros mecanismos con los cuales facilitar esa participación, ya que, admitamoslo, los ciudadanos, empezando por mi, tendemos a ser bastante vagos en este aspecto.

Paisaje Transversal 21 enero, 2011 - 15:23

al hilo del debate sobre la participación ciudadana que se ha creado, creo que es muy interesante ver la entrevista que acabamos de publicar con Josemi Martínez (Arquitecturas colectivas). Es muy interesante la reflexión inicial cuando indica que "lo que tenemos que hacer es construir una sociedad crítica, con ciudadanos capaces de opinar, aportar y ser activos".

paisajetransversal.blogspot.com/2011/01/entrevista-con-josemi-martinez-rico.html

MANOLO CARMONA 24 enero, 2011 - 12:21

En cuanto a la participación ciudadana en temas que afectan a sus ciudades, os recomiendo la plataforma ZIUDAD, ideada por emprendedores del levante español y que desde mi punto de vista es un instrumento sencillo y creativo para modelar nuestras ciudades.
Echadle un vistazo si no la conocéis.

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