por Ana Vida
Si un lugar (el lugar antropológico) puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar. La hipótesis que defiende Marc Augé es que la sobremodernidad es productora de no lugares.Con ellos, el autor define, por un lado, espacios constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, ocio) y, por otro lado, la relación contractual que establecen los individuos con esos espacios, a través del billete de avión, el ticket del cine…. Para él el espacio del no lugar no crea ni identidad singular ni relación, sino soledad y similitud. En ellos el individuo manifiesta su identidad únicamente través del documento que la acredita, quedando su personalidad fuera de contexto.Desde un punto de vista más arquitectónico, podríamos decir que un “no lugar” es ajeno a su contexto, similar a otro “no lugar” que cumpla las mismas funciones (por ejemplo, los aeropuertos o las estaciones de metro son similares entre sí, poseen funcionamientos idénticos) y específico, por lo que está falto de la diversidad de actividades que caracterizan, por ejemplo, a los centros históricos de las ciudades.Explorando los lugares de la historia y las relaciones de los individuos con ellos, Marc Augé nos introduce las principales transformaciones de la sociedad contemporánea, de la sobremodernidad, y la aparición de los “no lugares”. 
Marc Augé es profesor de antropología y etnología de l’École des Hautes Études en Science Sociales de Paris y director de investigación del Centre Nacionale de la recherche scientifique.